La mejora de condiciones, tanto económicas como laborales, resulta imprescindible en el actual escenario de pandemia y si, además, se quiere evitar la huida de profesionales a otras Comunidades Autónomas limítrofes. El cumplimiento de los acuerdos firmados por la Administración, en una situación de disponibilidad presupuestaria como la actual, es perentorio.
CESM no comprende cómo, en el escenario en el que estamos, y en el que hemos vivido en los últimos meses (con todos los profesionales sanitarios luchado codo con codo y haciendo visible en la sociedad lo que significa y supone un trabajo en equipo), SACYL puede presentar una Orden por la que mejora las retribuciones de una sola categoría profesional en la que, a la vez, desprecia al colectivo médico, con una introducción y unas declaraciones a la prensa de nuestros responsables políticos que son insultantes.
Dicho esto y ante la evidencia de que tenemos disponibilidad presupuestaria, porque el coste de la presente Orden es de alrededor de 20 millones de euros, CESM exige el cumplimiento de todos los acuerdos firmados y no cumplidos por esta Administración, que como mínimo, podemos concretar en:
- Pago de la Productividad Variable: 2020, y objetivos y primer trimestre de 2021.
- Actualización del pago de la hora de guardia a la media de las 7 mejores de España.
- Acumulaciones de AP pendientes.
- Desarrollo incentivos puestos de difícil cobertura.
Además, como aspecto más elemental de justicia distributiva, en aras de una equidad bien entendida y por el esfuerzo llevado a cabo por el colectivo médico en esta pandemia (sin refuerzos prácticamente, a diferencia de otras categorías profesionales), exigimos que se realice una adecuación retributiva, en proporción a la contemplada para las enfermeras en la presente Orden, ya que las razones que fundamentan esta subida retributiva son cumplidas en la misma, o en aún mayor medida, por los médicos de Castilla y León.
En primer lugar, la actividad del médico en cualquier sistema sanitario es fundamental e insustituible, tanto en la vertiente diagnóstica como terapéutica, y es una figura clave en la gestión de los recursos disponibles. La labor de los médicos en Castilla y León ha sido encomiable y digna de elogio en la respuesta sanitaria a la pandemia, y eso a pesar de no disponer apenas de medios en un campo en el que se han disparado las necesidades. Al sacrificio personal y falta de recursos, con muchos menos efectivos que otros colectivos, ya que la contratación de médicos ha sido ínfima por razones que todos conocemos y muchas derivadas de una gestión deficiente.
La inestabilidad laboral sigue asentada en SACYL con casi un tercio de contratos precarios, según se desprende de la “Encuesta sobre la situación de la profesión médica en España”, promovida por la Organización Médica Colegial (OMC) en colaboración con la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). Existe un déficit estimado de 4000 facultativos en España, y se prevé un empeoramiento progresivo de las cifras en los próximos años. Paralela y paradójicamente, en los últimos 9 años más de 28.000 médicos han solicitado certificaciones de especialidad a los Colegios Oficiales, para desempeñar su profesión en el extranjero. El principal motivo por el que nuestros nuevos especialistas, al finalizar su formación, buscan otras alternativas laborales son las mejores opciones retributivas y condiciones laborales que ofrecen en otros lados.
Son necesarias medidas concretas para mejorar las condiciones de sobrecarga laboral, como ya están realizando de forma activa otras Comunidades Autónomas. Mientras tanto aquí seguimos con vacantes encubiertas, gestión deficiente de las bolsas de empleo, especialistas concatenando contratos precarios y plantillas obsoletas en unos servicios infradotados a las necesidades reales. El déficit de facultativos ya era sangrante previo a la pandemia, pero la COVID-19 lo ha reagudizado y una mala gestión de los recursos puede comprometer seriamente la calidad y la eficiencia del propio sistema sanitario.
Por último, si atendemos a las retribuciones percibidas, los médicos de Castilla y León también están en los últimos lugares de España y es de justicia que, de forma inmediata, perciban también unas retribuciones acordes con su responsabilidad, tanto con incrementos porcentuales similares a los ya realizados con otras categorías sanitarias de Sacyl como con el cumplimiento de los acuerdos ya existentes que deberían equipararnos a otras Comunidades Autónomas.